lunes, 11 de marzo de 2013

Y fuimos café.



Te estaba mirando bajo el árbol de esa biblioteca, yo leía, sin mal no recuerdo un libro de Kafka, y tú, en servilletas escribías lo solo te sentías hoy y cuánto le afectaba la lluvia a ese estado de animo tan de adolescente que tenías. No iba dejar de llover, no se necesitaba ser meteorólogo exitoso del noticiero de las 8 para notarlo, yo estaba viéndote ahí, triste y dejado, con un aspecto agudo... quería hablarte pero no me importaba lo suficiente lo que pasara con tu vida, así que decidí mandarte un café con 4 de azúcar a ver si te quitabas esa amargura de encima y me volteabas a ver con una sonrisa para que lograras importarme más.

-Mesero, llévele un café como uno de los míos al caballero de ahí.
-Con gusto señorita.
Y tú,  al ver lo que el mesero te decía no me arrojaste ni una mirada, claro para hacerte el interesante, lo sé.
Pero al probar ese café sonreíste de una manera única por la que valió cada gramo de ese azúcar que había gastado en ti, seguí leyendo para que no sintieras que te observaba y sentirte protagonista de mi tarde.
   ¿y qué hace una señorita tan sola enviándole cafés a desconocidos un día tan de lluvia?
  Para endulzarle la tarde caballero, se veía tan afligido que me compadecí de su miseria
  ¿Tan evidente es que andaba escribiendo notas suicidas en la servilleta de una panadería?
Lo suficiente para que alguien como yo lo note, además, ¿el caballero solamente hace preguntas?
  Pues si la señorita sola las responde, tal vez, ¿me deja devolverme el café?
  Pero si tiene buen azúcar sino, ni se moleste, puedo agitar el mío
No se afane por eso, es un sabor mesuradamente divino como para olvidarlo.

Y terminamos en mi apartamento sucio y desordenado confesándonos el amor que nos faltaba de hace años, y jurándonos curar esas heridas, terminé diciendo sátiras estúpidas después del amor y el sexo y tú terminaste sonriéndome y vistiéndote.
Ya me voy, dejó de llover
¿Solo te veré cuando llueva?
Solo me verás hoy.


1 comentario: