Me reconcilio, sé que existo.
Ningún presagio ni mariposa negra amenaza esta soledad.
Gonzálo Arango.
Hoy, cuando estaba ya dejando que ese siniestro sentimiento de cansancio, letargo y angustia me venciera, decidí tomar un lápiz, uno de esos viejos bolígrafos y comencé a dibujar los más grandes deseos de cualquier humano promedio.
Claro, en un comienzo todo es basura, todo es arte pos-moderno, todo es tinta con ínfulas de dibujo, todo es cariño con ganas de volverse verdadero.
Pinté una mariposa para ti, en realidad la pinté para los dos, para que la vieras y para que creyeras, mi cariño y yo nos sentimos tan libres y tan efímeros a la vez.
Para que tu mirada, esa dulce y ácida. Orden y llamado a que sonría, se decida de una vez a regalarme el color desgarrador de una felicidad forzada.
Te advierto, que si me das la vida, luego tendrás que quitármela
Se fue volando a tu lado pero llovió y entonces, mi mariposa de papel, se ahogó en la distancia entre tus abrazos y los míos.
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