miércoles, 9 de diciembre de 2020

Distancia papel

-Solo hay una forma de saberlo dicen, desarmarlo hasta entenderlo, destruirlo y luego rehacerlo, volver a ganarlo todo al perderlo-

LPF.


Conducimos juntos, 

bajo la lluvia de unos tiempos extraños;

manejaste un buen tramo,

me cansé, quise manejar yo,

pero la tormenta no fue mejor:

algo comenzó a sonar en la cajuela, 

nos detuvimos.

¿Nos detuvimos?

De alguna manera, pensé que nos habíamos detenido.

Pero tú pisaste el acelerador

y yo no te detuve;

luego sí y luego no, y luego sí,

porque yo quise pisar el acelerador, 

pero tú habías puesto el freno de mano.

¡Algo sonaba en la cajuela!

Como no avanzamos más, simplemente comenzamos a retroceder

no te atreviste, a veces eres más cobarde.

Sin saber, sin mirar, me olió a muerto,

te miré con consternación, sabíamos qué sucedía 

¿sabíamos?

¿Qué resta por hacer en un murmullo de consuelos por algo que parece muerto?

¡Por fin! nos detuvimos de verdad,

fuiste a ver ¿fuiste? dijiste que sí.

¿Viste el cadáver a los ojos? ¿estaba muerto? , pregunté,

dijiste que sí, mentiste.

¡Ya está muerto! como Dios para Nietzshe.

¿Podríamos resucitarlo? No, aseguraste.

Hasta ahí llegó nuestro camino juntos,

decidimos enterrar el cadáver, ahí, en cualquier lugar del camino,

eso lo decidiste tú.

Pero era un cadáver, yo estaba de luto, tú no.

Lo enterraste, te fuiste, esta vez sin mí, 

con el acelerador, sin el freno de mano, sin el cadáver, sin mí.

Conté cuántas lagrimas lloré hasta que volviste

¡No sé si es un cadáver! ¿Sí está muerto?

Está bajo la tierra, solo hay una forma de saberlo,

 ahí estamos, al rededor de una tumba

de un amor que no sabemos si murió o sencillamente sigue ahí,

esperando a ser desenterrado.

martes, 24 de noviembre de 2020

La libertad de unas alas atadas.

Me reconcilio, sé que existo.
Ningún presagio ni mariposa negra amenaza esta soledad.
Gonzálo Arango.





Hoy, cuando estaba ya dejando que ese siniestro sentimiento de cansancio, letargo y angustia me venciera, decidí tomar un lápiz, uno de esos viejos bolígrafos y comencé a dibujar los más grandes deseos de cualquier humano promedio.
Claro, en un comienzo todo es basura, todo es arte pos-moderno, todo es tinta con ínfulas de dibujo, todo es cariño con ganas de volverse verdadero.
Pinté una mariposa para ti, en realidad la pinté para los dos, para que la vieras y para que creyeras, mi cariño y yo nos sentimos tan libres y tan efímeros a la vez.
Para que tu mirada, esa dulce y ácida. Orden y llamado a que sonría, se decida de una vez a regalarme el color desgarrador de una felicidad forzada.
Te advierto, que si me das la vida, luego tendrás que quitármela
Se fue volando a tu lado pero llovió y entonces, mi mariposa de papel, se ahogó en la distancia entre tus abrazos y los míos.